Lo mejor de tener un blog abandonado es que ya no siento la necesidad imperiosa de cuidarlo y mantenerlo actualizado, sino que de vez en cuando me gusta entrar y sorprenderme del hecho que siga colgado en algún lugar oscuro del ciberespacio esperando por mi retorno.
Si bien puedo decir que me gusta mucho escribir, últimamente la vida no me está sorprendiendo con revelaciones póstumas sobre la cotidianidad del ser y sus vericuetos monocromáticos. Por el contrario, la rutina se está apoderando de mi vida y aún las manifestaciones creativas las estoy razonando y organizando cual diario íntimo.
Es necesario para mí poder volver acá y sacar a relucir los trapitos sucios de mi desconetnto, y exteriorizar al inadaptdo social que todos llevamos adentro... desde la comodidad de mi smartphone, viste?
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